Antiguamente el hombre tenía una relación más profunda consigo mismo y la naturaleza; para sobrevivir confiaba en sus instintos.
Sus temores antes los peligros los trataba de apaciguar mediante el recurso espiritual confiando en alguna Divinidad*; pero cada experiencia iba forjando su sabiduría y evolucionando en conocimientos; había aprendido la importancia de escuchar a su guía interno (Maestro interior) La meditación y reflexión fue permitiéndole logros notables para la época que Vivian; construcciones como las Pirámides, los canales de riego en las montañas y otros avances técnicos fueron construidos por personas que habían alcanzado un importante desarrollo intelectual, fruto de tomar conciencia del potencial de su mente humana.
En cambio hoy día salvo exenciones en muchas áreas prolifera la mediocridad y el conformismo; es hora de despertar a un nuevo mundo de creatividad; de cultivar una saludable espiritualidad que nos hermane.
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